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Sentimiento peregrino de aprendiz de la vida en cada instante.

Hoy es mi cumpleaños. My birthday. Y cumplo 50. Si, fifty. L en números romanos. Medio siglo. Sí, 18.250 días desde que nací. Y claro, estas fechas tan exactas y redondas, a uno le llevan a pensar y a mirar por el retrovisor del camino recorrido.

Si estos días vividos fueran kilómetros, estaríamos hablando de la distancia del diámetro de la tierra multiplicado por 1,5. Un diámetro que mide su interior, con una línea recta que pasa por el centro de la tierra uniendo dos puntos opuestos.

Pero como no estamos hablando de km, sino de vida, y no estamos hablando del planeta tierra, sino de mi diámetro vital, me doy cuenta que: de líneas rectas, casi ninguna; De puntos opuestos, muchos; Y lo de pasar por mi centro para orbitar, desde hace muy poco.

Aun sabiendo que “ la vida sólo puede ser comprendida mirando hacia atrás, pero ha de ser vivida mirando hacia delante”, miro desde los cincuenta hacia atrás, y veo los años en forma de espiral. Un cincuenta que tiene varias vidas en una.

Un cincuenta, que depende como lo mire, es diez veces cinco, o siete veces siete más uno.

Como sea, en este mirar por el retrovisor, me doy cuenta de que, más que la distancia vivida, veo ahora y recuerdo a personas, experiencias, espacios, lugares… y si me acerco más al retrovisor, puedo recordar sensaciones, emociones, aprendizajes … más cercanas, más alejadas, más difuminadas, más presentes a pesar de la distancia temporal.

Y si cierro los ojos, y en lugar de mirar por el retrovisor, miro a través de mi cuerpo presente, puedo sentir los cambios, transformación, y desarrollo no solo físico, sino también emocional, mental y espiritual.

Dicen que los años traen sabiduría, más calma, paciencia, claridad… No lo pongo en duda. Dicen que “más sabe el diablo por viejo que por diablo”.

De lo que me doy cuenta, aquí y ahora, es que estos 50, hablando en romano (L), me hacen sentir más L de learner, de aprendiz, que D de diablo. Esa L que vemos en la luna trasera de los coches para reconocer quien acaba de sacarse el permiso de conducir, mientras conduces. Pues eso.

Porque una cosa es llegar a tener el permiso de vivir, y otra vivirla.

A estas alturas de los 50, a la teoría del vivir ya le puedo poner práctica de laboratorio vital,  imágenes y ejemplos propios de situaciones, circunstancias, anécdotas de muchos colores y tonalidades.

Dicen los sabios, que “somos seres espirituales con una experiencia humana”.

Como sea, en esta experiencia humana, a mis cincuenta, lo que cuenta es que re-conozco mi camino recorrido, me agradezco y me perdono, y me doy el permiso para aceptar mis cincuenta luces y sombras, y respirar el sentimiento peregrino de aprendiz de la vida en cada instante. 

Agradecido por lo vivido. Agradeciendo por el presente continuo que me lleva al futuro desconocido y emocionante avalado por lo vivido. Aprendiendo…

Aprendiendo a aprender. Aprendiendo a ser humano. Aprendiendo a quererme y amarme. Aprendiendo a querer y amar. Aprendiendo a escucharme y hablarme. Aprendiendo a escuchar. Aprendiendo a compartir las alegrías y tristezas. Aprendiendo a reír y llorar. Aprendiendo a rendirme. Aprendiendo a no rendirme. Aprendiendo a no tener razón. Aprendiendo a poner límites. Aprendiendo a expandir mis límites. Aprendiendo a que todo está bien como es y está. Aprendiendo a que todo tiene un para que. Aprendiendo a hacer Aprendiendo a hacer nada. Aprendiendo a hacer poco. Aprendiendo a deshacer. Aprendiendo a ayudarme y ayudar. Aprendiendo a ser naturaleza. Aprendiendo a dar y recibir. Aprendiendo a soltar y tomar. Aprendiendo a pedir. Aprendiendo a perdonar. Aprendiendo a agradecer. Aprendiendo a respetar. Aprendiendo a sentir el dolor. Aprendiendo a hacer el bien y hacerlo bien. Aprendiendo a emprender. Aprendiendo a disfrutar.

Aprendiendo a ser, a estar bien…Aprendiendo a ser hijo, hermano…Aprendiendo a ser pareja, amante…Aprendiendo a ser padre…Aprendiendo a ser amigo, compañero… Aprendiendo a ser colaborador, co-creador…Aprendiendo a acompañar…

Aprendiendo a vivir, viviendo.

Publicado el 21 de agosto de 2022
Francesc Roca Presas